La mujer que yo quiero no necesita bañarse cada noche en agua bendita.

- El tiempo está loco, debería ir al psiquiatra.

- Sí, claro, como somos pocos, tú da ideas. Son cosas de la estación que es así cambiante. Como tú misma por ejemplo.

- ¿Ya vamos a empezar otra vez? es que te basta con que abra la boca para atacar.

- ¿Atacar? mujer es una broma es que te lo tomas todo muy a pecho, por cierto ¿sigues pensando en lo del aumento? a mí me va bien como están. Yo desde luego no me metería nada en el cuerpo.

- Pero no vamos a estar juntos toda la vida y a lo mejor a otro sí le gusta. Y a mí también.

- ¿Que es eso de no estar juntos? ¿me vas a dejar? ¿hay otra persona? ¡Blanca no me jodas!

- Ahora eres tu quien aprovecha una palabra para atacar. Mira, está demostrado que ya no se pasan juntos mas de unos cinco años, o sea.

- ¿O sea? ¿que? ¿que? ¿me estás poniendo fecha de caducidad como a los yogures?

- Lo he leído por internet y en televisión también lo dicen, que ahora somos mas libres y nos atamos menos, ya no es como antes.

- Yo lo flipo. Échate novia para esto. Si lo se sigo con mis revistas y dvds, que hasta di de baja mi suscripción a aquella página...

- Fue decisión tuya deshacerse de todo eso.

- ¡Claro! ¡naturalmente! porque estabas tú.

- ¿Ves como no es tan traumático? Ya hablas en pasado.

- Hay que joderse, venir al parque y estrenar aftersave para esto.

- Seremos amigos con derecho a roce. Me gustas en la cama. Nadie me lo hace como tú.

-¿Como que nadie?

- ¡Calla! que estoy caliente, vámonos a casa echando leches que tengo la hora tonta.

- ¡Sí, sí, vamos, acelera el paso! y luego pedimos unas pizzas.

- Luego ya veremos.